viernes, 18 de febrero de 2011

CAMPAÑA ELECTORAL

Ustedes saben que conforme al nuevo texto de la Ley de Propiedad Horizontal, no resulta tan fácil  liberarse de ser Presidente, pues caso de el propietario designado no quiera asumir su responsabilidad, ya no basta con su negativa ante la junta, sino que tendrá que recurrir al Juez, dentro del plazo de los treinta días siguientes a su designación,  y al que deberá alegar las razones que justifican dicha negativa.

Sabemos cuán polémico y discutido, y la mayoría de las veces ingrato, es el cargo de Presidente de una Comunidad de Propietarios.

Pero dejando aparte la ley y la jurisprudencia, vamos con una anécdota de las muchas que se dan alrededor de este cargo, unas veces con auténtico deseo del “cargo” y otras con rechazo por parte de los copropietarios.

En aquella Comunidad existía un verdadero fervor por el el Presidente de la Comunidad.

La agitación era tal que antes de la Junta General de Propietarios anual, existía un período de campaña “preelectoral”. Por las puertas y buzones se introducía propaganda a los copropietarios, lógicamente poniendo verde a la Presidencia que debería cesarse por su mala gestión y proponiendo grandes venturas para un futuro ejercicio.

Buena economía, limpiezas… y hasta jardines, como si de unas elecciones municipales se tratasen: incluso se han llegado a hacer mítines entre grupos con los consiguientes gastos de consumiciones en el pub más cercano a la casa.

Bien, pues llegó el día de la Junta, y el orden del día consiguiente; como el parlamento no estaba para coaliciones y no se habían proyectado, despues de dos horas de discurso de los diferentes jefes de grupo, no se llegó a ningún acuerdo para que algún propietario ocupase tan importante cargo.

Lógicamente al redactar el Acta, el administrador-Secretario tuvo que dar por nombrado a un propietario en función de una pequeña diferencia en más de cuotas entre los diferentes grupos votantes.

Al recibir el acta, los grupos que no habían conseguido sentar en la poltrona presidencia a su candidato, impugnaron la misma. Desde hace dos años, el asunto está “sub júdice”, el Administrador ha dimitido, y la finca a la deriva.

Creo que bién podríamos colocar en la fachada del edificio en cuestión el siguiente letrero: “Esta comunidad se encuentra en estado de guerra”

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